martes, 20 de agosto de 2013

Autos sin conductor

18 AGO 2013 00:00h – CLARIN

MIRRORLINK CONTROL REMOTO ¿Y LA ACEPTACIÓN SOCIAL?

Los autos sin conductor, de la ficción a la realidad

El proceso de delegar en la electrónica cada vez más secuencias de manejo está en marcha. Nuevos modelos permiten estacionar sin tocar el volante o poner piloto automático en embotellamientos.

Por TRADUCCIÓN: SUSANA MANGHI - LE MONDE
  • El conductor sólo observa. Jarrod Snider, ingeniero jefe del proyecto de automatización de autos en la Universidad Carnegie Mellon, recorre una ruta en Pittsburgh, EE.UU.

El conductor sólo observa. Jarrod Snider, ingeniero jefe del proyecto de automatización de autos en la Universidad Carnegie Mellon, recorre una ruta en Pittsburgh, EE.UU.

El auto que se maneja solo ya no es una ficción. La mayoría de los modelos nuevos proponen a partir de ahora estacionar sin que sea necesario tocar el volante. En las versiones de alta gama, el regulador de velocidad “inteligente” (que ajusta la velocidad en función del tránsito) se hace presente como dispositivo, al igual que los sistemas antichoque a baja velocidad, capaces de frenar, en presencia de un obstáculo, el vehículo sin la mediación del conductor.

El nuevo Mercedes-Benz Classe S, que se comercializará desde septiembre, promete ir más lejos con el Stop & Go Pilot (incorporado en el modelo S500 y opcional, con un costo de 2700 euros, en las demás versiones), una especie de piloto automático que podrá ser activado en los embotellamientos.

La suntuosa berlina alemana se desplazará por sí sola hasta una velocidad de 30 km/h sin salirse de su carril de circulación, incluso en las curvas. El conductor no tendrá que ocuparse más ni del volante ni de los pedales y podrá dedicarse tranquilamente a activar otras funciones. El dispositivo, que se incorporará en otros modelos, marca una etapa complementaria en el proceso de delegar en la electrónica cada vez más secuencias de manejo. Un movimiento que la difusión de los smartphones promete acelerar en los próximos años.

Desde 2013, la casi totalidad de las automotrices y fabricantes –excepto Apple, que dispone de su propia interfaz– adoptaron Mirrorlink, un estándar tecnológico que permite mostrar en la pantalla del auto el contenido del celular. Además de su costado práctico (conectar al vehículo y a sus ocupantes a Internet), esta fusión de dos universos debería liberar al conductor de ciertas tareas. En determinadas situaciones, los smartphones (aproximadamente 3000 millones en todo el mundo, contra 1000 millones de automóviles) podrían ser un buen reemplazo de la electrónica tradicional del automóvil.

A mediados del mes de junio, la empresa francesa de autopartes Valeo hizo andar un Volkswagen por control remoto mediante una tablet. Un “chiche” novedoso, es cierto, pero que ofrece un anticipo de las “delegaciones temporarias al conducir un auto”, llamadas a multiplicarse.

“El día de mañana –señala Guillaume Devauchelle, director de investigación y desarrollo de Valeo– se podrá hacer que ese coche estacione solo en un lugar en un garaje o recurrir a los smartphones de los automovilistas detenidos en un semáforo en rojo para organizar el arranque coordinado de toda la fila de vehículos, formando un tren virtual que aumentará considerablemente el flujo de circulación”.

La perspectiva de que surja un copiloto virtual capaz de tomar el volante también traerá aparejados cambios de orden jurídico. Delegar el manejo del automóvil en sistemas electrónicos automatizados y coordinados exige un replanteo de la obligación de garantizar en toda circunstancia el dominio del vehículo.

Asimismo, el desarrollo de sistemas que limitarán en forma automática la velocidad en función de la normativa (mediante el reconocimiento óptico de las señales de tránsito) plantea el problema de la responsabilidad en caso de exceso de velocidad. Desde una perspectiva más amplia, no queda claro cómo evitar la generalización de una “caja negra” en cada modelo, reclamada por las compañías de seguros y ya obligatoria en los Estados Unidos.

La automatización en la conducción del automóvil, aunque es muy esperada por las nuevas generaciones y en parte motivada por el envejecimiento de la población, no deja de enfrentarse con un problema de aceptación social. Algunos conductores, aunque finalmente logren apreciar el atractivo que significa la automatización de las funciones menos valoradas, sienten a primera vista una desconfianza instintiva Este prejuicio, más marcado en la población masculina que creció durante la edad de oro del automóvil, es alimentado por las dudas acerca de la fiabilidad de la electrónica, el temor de quedar relegados a la condición de “personas asistidas” y la angustia de ver que al manejo le quitan lo esencial de su interés.

Sin embargo, nada dice que en algunos años vayamos a añorar los tiempos en que era necesario siempre usar la caja de velocidades en los embotellamientos, fastidiarse en la autopista, hacer muchas maniobras para estacionar o dar muchas vueltas para encontrar un lugar libre para estacionar.

No hay comentarios: