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- 05/12/15
Ahorra energía y es más ecológico.Llegó a Capital luego de recorrer unos 700 kilómetros, alternando su motor diesel con uno eléctrico.
De Bahía Blanca al Obelisco. El auto del gobierno de la Ciudad modificado por Leonardo Valente.
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- Gabriel Bermúdez
Aunque la meta no es que cumpla recorridos tan largos, unir Bahía Blanca con la Capital Federal era toda una prueba para el prototipo de auto hibrido que Leonardo Valente diseñó junto a dos socios, durante su experiencia de 2014 en Silicon Valley. Aquel primer boceto nació en solo 12 días de trabajo intenso y largas noches del joven economista de Bahía Blanca que el año pasado ganó un concurso de innovación de la ciudad de Buenos Aires para llegar a la meca de la tecnología.
El examen rutero de 700 kilómetros, realizado por primera vez esta semana, fue superado en forma satisfactoria y alienta a seguir con el desafío de estandarizar la idea, para llevarla a todos lados, con su gran beneficio en materia de ahorro energético y menos contaminación del medio ambiente. Aunque para eso, todavía falta.
“No va a ser un auto para uso doméstico, salvo que alguno sea fanático y lo quiera para decir ‘soy verde’. Requiere de un uso continuo para asegurar su amortización” dice Valente a Clarín. Por eso, el proyecto está pensado para vehículos utilitarios o de carga.
Así, aquel diseño desarrollado junto a un mexicano y un chileno en Estados Unidos, tuvo continuidad desde la Semana Santa pasada, cuando el gobierno de la Ciudad le dio una camioneta para que la adaptara. “Me reuní con Guillermo Dietrich, el secretario de Transporte y me preguntó qué necesitaba. Le conté y me dieron una Partner y los materiales para el desarrollo” recuerda Leonardo, de 36 años, quien, igualmente, tuvo que hacer una inversión propia para mantener en pie del proyecto.
Desde aquel momento y casi sin parar ningún fin de semana, busca equilibrar sus horas de docente en la Universidad Nacional del Sur con la afinación del auto que, en principio y cuando finalice su puesta a punto, sería utilizado por el gobierno porteño para realizar controles de alcoholemia en la ciudad. “Es ideal para los vehículos de mucho uso urbano” explica Leonardo.
Su prototipo tiene dos tipos de propulsión: un motor eléctrico, alimentado con cuatro baterías y otro a diesel, aunque también podría utilizarse con nafta. Los motores se alternan automáticamente, según convenga para ahorrar energía y por ecología. Por ejemplo, al momento del arranque se enciende el eléctrico, porque en ese momento es cuando los motores de explosión más contaminan.
La idea de Valente es que su desarrollo se cristalice en “n kit de conversión y visualizamos que a mediano plazo uno pueda ir, adquirirlo, dejarlo en un taller y que a las horas, salga manejando un híbrido”.
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